Afecta a 1 de cada 4 personas en el mundo. Cada año se registran 12,2 millones de nuevos casos, de los cuales 6,6 millones son fatales.
Por María Laura Gambale
Desde 2008, cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV) establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objetivo de informar y concientizar a la población acerca de esta enfermedad que puede ser mortal, pero al mismo tiempo prevenible.
El ACV afecta a 1 de cada 4 personas en el mundo y según la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares (WSO, por sus siglas en inglés), es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad a nivel mundial.
Cada año se registran 12,2 millones de nuevos casos, de los cuales 6,6 millones son fatales.
Por su parte, la WSO (World Stroke Organization) también estima que más de 100 millones de personas viven con secuelas por haber padecido un accidente cerebrovascular en algún momento.
Las proyecciones sugieren que -dado el aumento de la población y su mayor expectativa de vida- estas estadísticas se incrementarán drásticamente en las próximas décadas.
En Argentina, el ACV representa la primera causa que ocasiona discapacidad y la segunda causa de muerte, según el Programa Nacional de Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares.
Asimismo, la incidencia del ACV es de 87/100.000 habitantes.
Por lo tanto, se estima que cada año se producen entre 50.000 y 60.000 nuevos casos.
Además, el 2 por ciento de la población mayor de 40 años vive con secuelas de un ACV previo, lo cual representa a más de 340 mil personas en el país.
En diálogo con NA Sebastián Ameriso, jefe del Departamento de Neurologīa de Fleni, detalló que existen dos grandes tipos de ACV, el tipo isquémico donde se obstruye la circulación sanguínea, y el hemorrágico en el cual se produce un sangrado o hemorragia en alguna zona dentro del cráneo.
“El ACV isquémico es el más frecuente y representa el 85 por ciento de todos casos. Sus principales causas son enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular, la enfermedad ateroesclerótica de las grandes arterias, las lesiones de las pequeñas arterias del cerebro secundarias especialmente a la diabetes y la hipertensión. Existen otras causas menos frecuentes como las trombofilias y otras patologías sanguíneas, el uso de drogas, los anticonceptivos orales, malformaciones vasculares, entre otras”, explicó.
Un estudio de Fleni titulado “La Evitabilidad del ACV” reveló que el 82 por ciento de los ACV podrían evitarse haciéndose chequeos periódicos para detectar la presencia de cualquier factor de riesgo.
Entre el 70 y el 80 por ciento de las personas que sufren un ACV presentan algún factor de riesgo modificable que no se encuentran correctamente tratados.
Según explicó a NA Virginia Pujol Lereis, subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni, “el 90 por ciento del riesgo de sufrir un ACV depende de 10 factores de riesgo modificables“.
“Los factores de riesgo son aquellas situaciones o patologías que aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad, y pueden ser modificables como es el caso de la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la obesidad, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo, enfermedades cardíacas, el alcohol, entre otras, o no modificables, como es el caso de la edad, el sexo o los antecedentes familiares. Esto significa que el ACV es una enfermedad altamente prevenible”, precisó Pujol Lereis.
Asimismo, añadió: “En principio, controlando los principales factores de riesgo mencionados anteriormente con un chequeo médico regular y, junto a ello, un cambio en el estilo de vida evitando el cigarrillo, el alcohol, las drogas, el sedentarismo”.
La experta recomendó “llevar una dieta saludable rica en frutas y verduras, cereales integrales, grasas saludables y baja en sal”, por supuesto, controlar la hipertensión de manera regular, y realizar actividad física.
“Se aconseja unos 30 minutos de ejercicio exigidos – que genere transpiración -, al menos cinco veces por semana y, controlar el estrés, el cual en niveles altos aumenta temporalmente la presión arterial, y puede contribuir a conductas como la mala alimentación, la inactividad física y el consumo excesivo de alcohol, que aumentarán los riesgos para la salud”, resaltó.
Es importante saber reconocer los síntomas de un ACV para poder activar rápidamente los servicios de emergencias y aumentar las posibilidades de un tratamiento adecuado.
“El ACV, además de ser prevenible, también posee un tratamiento específico que si se recibe a tiempo permite sobrevivir con mínimas secuelas o sin secuelas”, advirtió Pujol Lereis.
Los síntomas cardinales que se deben reconocer son:
– La falta de fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo.
– La pérdida del equilibrio y coordinación de movimientos.
– Desviación de la cara.
– Alteración en el lenguaje.
– Pérdida de un campo visual.
– Fuerte y repentino dolor de cabeza.
“Poder reconocer los síntomas y accionar ante ellos, es un elemento clave para evitar la muerte o discapacidad, siendo que las primeras horas desde el inicio son esenciales para la recuperación del paciente. Por eso, ante aparición de estos síntomas, es importante no subestimarlos y/o esperar que se vayan solos. Tampoco se deben aplicar remedios caseros o cualquier acción que nos retrase para acudir a una guardia equipada para tratarlo, cada segunda cuenta”, remarcó la especialista.
NA.